Cuando uno
pierde, aprende mucho. Se aprende más de las derrotas que de las
victorias. Fundamentalmente se aprende a perder. Por ejemplo yo he
perdido muchísimo, hoy por hoy no saben como pierdo, pierdo
fenómeno, cada día pierdo mejor. Estoy dando talleres de derrota.
Soy
Anibal Cristaldo, un corresponsal del alma humana, un periodista
buceando en los avatares del corazón. En
mi, la realidad cruda, pura y dura, mundana y manifiesta, se mezcla
con los recónditos sentimientos, innegociables, inescrutables,
inenarrables, inescrupulosos, inexactos, inesperados, Inés como
estás? Ah, a mi me gustan mucho los juegos de palabras. Perdón por
no avisarles antes.
Hoy, como
todos los jueves voy a continuar hurgando en esa gran obra maestra
que es el cuento anónimo titulado “La reunión de los
sentimientos”.
Como
ustedes ya sabrán todos lo jueves realizamos, desde éstos
micrófonos, una versión libre de éste
cuento a modo de continuación y de homenaje, por
su invalorable aporte e influencia a todos los poetas de esta tierra.
Hubo
una vez, había una vez... Un
día... Un día
se encontraron todos los sentimientos del ser humano: la pasión, el
amor, la ira, la alegría, el odio, la tristeza, el rencor, la rabia,
la melancolía, el tedio, el modus operandi, (que no es un
sentimiento pero siempre está bueno meterlo en una charla) el dolor
de muela, (que tampoco es un sentimiento pero cuando está no podés
pensar en otra cosa, así tu mujer te haya dejado por el carnicero
solo y con cuatro hijos, con las cuotas de la casa y el auto que vos
firmaste y tu mamá salió de garantía, el dolor de muela siempre va
a ser más importante que todo eso y por eso merece la categoría de
sentimiento) la ternura, el entusiasmo, el desasosiego, el
desaso-vidente, el encono, la saña, la tirria, la animadversión, la
malquerencia, el aborrecimiento, la inquina, la repulsión, la
ojeriza, (que no sé
muy bien lo qué
es, pero también estaba en el buscador de sinónimos del Word) el
spleen, el banana splin, el premio splinter, la saudade, la
feishoada, el termo, el mate, la rambla, Forlán, Suárez y Cavani.
En fin, todos los sentimientos del ser humano.
En un
rincón, en un rincón... En
un rincón estaba la Locura.
Tooooda vestida
con un traje de astronauta, con la careta de Batman y bailando el Uka
Chaka.
̶
Disculpame locura, - dijo la Honestidad
- pero no entiendo por qué
vos siempre te colás entre los sentimientos del ser humano. Sabido
es que no sos lo que se dice un sentimiento. Más
bien sos una enfermedad, un trastorno mental crónico, una
desorganización neuropsicológica más o menos compleja, en especial
de las funciones ejecutivas. Según
la wikipedia claro.
̶
Mmmmmmm,
mmmmmmm, mmmmmm - rió la Locura
- Qué curioso - dijo - Hay gente que usa Wikipedia para instruirse y
después yo soy la loca. Mmmmm, mmmm, mmmmm. Rió nuevamente la
Locura. - Parece
que preferimos el saber virtual al saber hecho por personas de carne
y hueso... mmm...
̶ Tá,
¡basta! Por
favor no te rías más - dijo el Odio.
̶ Claro,
claro, claro, - comentó la Ironía
– porque, seguro que vos conocías a todos los que escribían las
enciclopedias que consultábamos cuando éramos chicos ¿no?
̶ Basta
de pelear. – comentó el Equilibrio
- ¿Por qué no proponemos algo que nos mancomune a todos en una
comunión? Algo en lo que todos estemos estrechamente ligados y nos
abrace sin distinción, algo que nos haga vibrar en la misma
sintonía, que nos haga unirnos en un único y unísono grito. Eso es
lo que precisamos, – prosiguió el Equilibrio
– embanderarnos en un emblema envolvente, que nos embellezca como
un bálsamo y nos envalentone avasallante de valbomnbolobo bono bom.
Algo que nos interese a todos por igual.
̶ SIIIIIII
– gritó la Esperanza
– Vamos al
ballet del SODRE, ahora que está mejorado gracias a la dirección
de Julio Bocca y el apoyo del gobierno, la intervención del MEC y
el profesionalismo de los bailarines autóctonos.
̶ Ni
en pedo – comentó la Discordia.
̶ ¿Por
qué no vamos mejor a ver a Uruguay contra Perú? – preguntó la
Obviedad.
̶ ¡Eso!
– gritaron todos al mismo tiempo.
La reunión de los sentimientos, durante unos instantes se convirtió
en un jolgorio.
̶ ¡Yo
voy con la cámara en la mano como el loco Abreu! – gritaba la
Locura
̶ Y
yo, y yo, y yo, y yo a gritar hasta quedarme afónica – decía la
Euforia, que
estaba atravesando un pleito judicial con Fito Paez por haber
utilizado su nombre para el título de un disco totalmente unplugged
e intimista.
̶ Hoy
seguro que ganamos – expresó el Optimismo
con Certeza.
̶ Seguro
que sí – le contestó la Certeza,
con optimismo.
̶ ¡Perfecto!
– Dijo pletórico el Entusiasmo
– ¡Mañana
mismo me levanto a las seis de la mañana para ir a hacer la cola
para el ábitab y saco las entradas para todos! A la hora del
partido los paso a buscar a cada uno en la combi, ¡seguro
que entramos! Llevo
pan y fiambre para hacer refuerzos, dos termos de café, uno de
agua para el mate y uno con chocolatada calentita. – Prosiguió el
Entusiasmo. -
Ahora mismo paso a buscar banderitas de plástico para llevar y
bufandas de esas que dicen Uruguay. En 18 y Ejido hay un puesto que
las vende más baratas, de paso compro dos pilas medianas porque va
estar bueno llevar una radio para escuchar la previa. ¡Que bueno!
– Continuó el Entusiasmo
- ¡Ojalá nos sentemos todos juntos, así nos divertimos más
cuándo nos toque hacer la ola!
̶ Bueno,
habrá que ir – Dijo la Paciencia.
̶ Nosotros
no vamos, mejor lo miramos por la tele. – Comentaron los Nervios.
̶ ¡Que
lindo ser uruguayo! – comentó el Orgullo.
̶ Ya
me imagino lo que va a ser todo el estadio, todito de celeste. –
Comentó su tocayo el Orgullo
Celeste.
̶ La
cancha está hecha mierda. – Comentó
la Realidad,
siempre impregnándolo todo con su visión.
̶ Yo
no puedo ir, me voy a quedar en casa porque quiero componerle una
canción a la celeste, una canción de homenaje a esta selección
que se lo merece. – Dijo el Oportunismo.
̶ La
plata o la tumba – comentó la Coyuntura.
Que tampoco es un sentimiento, pero a esa altura ya a nadie le
importaba nada.
Y
fue así que desde ese día, desde ese día, desde ese día, cada vez
que hay partido de Uruguay en el estadio, la obviedad
gana la pulseada, la locura
registra todo, la realidad
nada puede hacer, la coyuntura
admite al oportunismo.
Y la esperanza...
la esperanza...
La esperanza
es arrastrada hacia un lugar al que no tenía pensado ir.
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